Del ciego musicante

La música manida,

La tonada gangosa

De un lejano acordeón;

Revive en una estampa

Borrosa y desvaída,

El alma arrabalera

Del turbio callejón.

La muchacha bonita

Que soñó una quimera,

Dorada, que no pudo

Jamás satisfacer;

Flor que duró tan sólo

Lo que una primavera,

Y pasó como todo

Lo que no ha de volver.

 

Qué profunda tristeza

Tiene la calle sola,

La música lejana

Solloza en la milonga.

Todo está como entonces

Cuando tú eras la novia,

Que gustabas los versos

Los besos y las rosas.

 

Yo también como tú

Me perdí en el camino,

Y entre sombras extrañas

Paseo mi tristeza;

Y no le pido cuentas

De mi vida al destino,

Aunque es larga la ruta

Y dura la maleza.

Un mismo torbellino

Nos lleva a un mismo puerto,

La misma sed de olvido

Nos une en su hermandad;

Qué lejos nuestras sombras

Qué callejón desierto,

Donde la vida un día

Nos vino a despertar

 

Testo: Diego Larriera  (Diego Larriera Varela)
Musica: Humberto Giampietro

Registrato da Carlos Gardel con accompagnamento di chitarre.
(etichetta Odeón Nº 18.287, 10-09 1929)

 

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